lunes, 10 de noviembre de 2014

IMPLANTACIÓN MUNDIAL DEL PATRÓN ORO, y abandono de 1914

CONCEPTO: El patrón oro es un sistema de determinación del tipo de cambio en el que las autoridades monetarias de cada país fijan el precio de sus monedas en términos de oro, éstas son libremente convertibles en oro, se permite la libre exportación e importación de oro y cada país mantiene sus reservas exteriores en este metal precioso.En el sistema de patrón oro se establecen tipos de cambio fijos entre todos los pares de divisas que forman parte del sistema. En concreto, el tipo de cambio que se establece entre dos monedas viene determinado a partir de la cantidad de oro por la que se intercambia cada moneda.Su período de mayor éxito estuvo comprendido entre 1870 y 1914, aunque muchos países intentaron, sin éxito, su restablecimiento al finalizar la Primera Guerra Mundial.

El patrón oro tuvo su origen en el uso de las monedas de oro como dinero, es decir, como medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor. Aunque el oro había sido utilizado como dinero desde la antigüedad, el patrón oro, como institución legal, tiene su origen en 1819, cuando el Parlamento británico aprobó la Resumption Act, mediante la cual se reanudaba la práctica de cambiar el papel moneda por oro a un precio fijo. Esta ley fue el primer paso hacia un verdadero patrón oro porque, simultáneamente, abolía las restricciones que durante largo tiempo existieron en Gran Bretaña sobre la exportación de oro.Más avanzado el Siglo XIX, Alemania, Japón y otros países también adoptaron el patrón oro. Los Estados Unidos se unieron efectivamente al patrón oro en 1879 y en 1900 institucionalizaron los vínculos entre el dólar y el oro.En la segunda mitad del Siglo XIX Gran Bretaña era el líder económico del mundo y debido a su supremacía en el comercio internacional y al avanzado desarrollo de sus instituciones financieras, Londres se convirtió en el centro del sistema financiero internacional del patrón oro.
Los requisitos fundamentales del patrón oro para su funcionamiento son que los países que lo establezcan:


  •  Deben mantener el valor de su unidad monetaria igual a una cierta cantidad de oro.
  •  Deben aceptar la conversión de las monedas por oro.
  •  Deben permitir la libre exportación e importación de oro.
  •  Deben constituir sus reservas centrales con oro.
  • El aumento de la cantidad de dinero en circulación corregía automáticamente el desequilibrio haciendo crecer la demanda de productos importados y provocando inflación, lo que encarecía los productos nacionales reduciendo sus exportaciones. Si el comercio exterior del país era deficitario, la disminución de las reservas de oro provocaba contracción de la masa monetaria, reduciendo la demanda interior de bienes importados abaratando los productos nacionales en el exterior. Pero el sistema tenía también serios inconvenientes. El país cuyo déficit exterior provocaba contracción de la masa monetaria sufría una fuerte reducción de su actividad económica, generalizándose el desempleo. Los países con superávit podían prolongar su privilegiada situación "esterilizando el oro," impidiendo que el aumento en sus reservas provocase crecimiento en la circulación monetaria e inflación. De ahí que los principales países abandonaron el patrón oro durante la primera Guerra Mundial, para financiar parte de sus gastos militares imprimiendo dinero. A consecuencia de la guerra, la fuerza de trabajo y la capacidad productiva se redujeron considerablemente, lo que hizo subir los precios. El recurso generalizado, al gasto público para financiar la reconstrucción, provocó procesos inflacionistas, agravados por aumentos de la oferta monetaria.


Bajo los anteriores acuerdos, el patrón oro, al establecerse la paridad de cada divisa en términos de oro, establece unos tipos de cambio fijos entre las monedas. Por ejemplo, si la Reserva Federal estadounidense establecía el precio en dólares del oro en 45 dólares la onza, y el Banco Central de Inglaterra fijaba el precio del oro en 15 libras esterlinas por onza, el tipo de cambio del dólar respecto a la libra sería de 3 dólares por libra, resultado de dividir 45 dólares por onza de oro entre 15 libras por onza.El tipo de cambio cruzado entre dos monedas bajo el patrón oro tan sólo podía diferir de un país a otro en un estrecho margen, ya que en caso contrario se producían operaciones de arbitraje que eliminarían las diferencias de cotización. La amplitud de los márgenes venía determinada por los costes de transporte del oro y de las primas de seguro durante el trayecto y, en cualquier caso, eran bastante estrechos.

El ajuste suave y automático hacia el equilibrio en las balanzas de pagos que en teoría debía darse bajo el sistema de patrón oro no respondió del todo a la realidad. De hecho, muchos países violaron frecuentemente las reglas del sistema y esterilizaron los flujos de oro, esto es, vendían activos nacionales cuando las reservas extranjeras estaban creciendo y compraban activos nacionales cuando descendían. Esta intervención generalizada de los países en las exportaciones de oro privado socavó también el sistema.El sistema patrón oro pretendía, mediante la fijación de los precios de las monedas en términos de oro, limitar el crecimiento monetario de la economía mundial y estabilizar los niveles de precios mundiales. Sin embargo, en el período de vigencia del sistema de patrón oro, los niveles de precios nacionales se movieron a corto plazo de modo impredecible, al sucederse períodos de inflación y de deflación. Además, el patrón oro no parece que consiguiera asegurar el pleno empleo.En definitiva, el hecho de que en el sistema de patrón oro se subordinara la estabilidad interna a los objetivos externos, hizo que se produjera una importante inestabilidad interna a corto plazo.








Mediante el patrón oro clásico, el país en cuestión se compromete a acuñar monedas y a cambiar billetes por oro y viceversa, siempre que los particulares lo exijan.


Este fue el sistema utilizado por Gran Bretaña, y la mayor parte de los países, hasta 1914



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